Clemen está muy triste. Después de tres años de matrimonio, Raúl, su marido, se está alejando de ella y, lo que es peor, se está acercando peligrosamente a otras mujeres. Desesperada, llora bajo el retrato de su difunta abuelita. Y el milagro se produce. La abuelita sale del cuadro y propone a Clemen ocupar su lugar. Clemen se queda pintada en la pared, mientras su abuelita emprende la tarea de reconquistar a Raúl.