Cuenta la leyenda que hace 30 años, un vecindario fue aterrorizado por el espíritu de una mujer cuyo horrible rostro había sido grotescamente desfigurado. Andando por las calles con un abrigo largo y unas enormes tijeras, el espíritu se acercaba a sus jóvenes víctimas y, mientras se descubría el rostro, preguntaba si ella era hermosa. La respuesta de la víctima casi siempre conducía a una muerte violenta.